Marco Antonio y Cleopatra nos
esperaban. La cita no era en Egipto. Nos encontrábamos en el Despacio Spa
Centre, que nos transportaría a las orillas del Mar Muerto, sucumbiendo al placentero mundo de la aromaterapia y los
aceites esenciales. Perdimos la noción del tiempo, siendo protagonistas de una
experiencia memorable, alejadas por completo de lo cotidiano.
Marco Antonio y Cleopatra
envolvieron nuestros cuerpos en una estela de armonía. Caminamos por el Paseo
Marítimo de la Barceloneta, sobresaliendo las Torres Mapfre, a cuyos pies
descansaba la figura de un enorme pez dorado, obra de Frank Ghery. Yuanyuan y
yo queríamos contemplar la transformación de Barcelona como consecuencia de los
Juegos Olímpicos de 1992. Pero sobre todo, deseábamos rendir nuestro particular
homenaje a D. Juan Antonio Samaranch, artífice y valedor de la candidatura
olímpica de Beijing 2008. La flecha que encendió el pebetero, continuó su
camino hacia el este, haciendo visible a los ojos del mundo la fuerza del Dragón y uniendo a nuestros pueblos. Eran las 13:00 de una templada mañana de noviembre y teníamos una reserva a 50 Km.
de aquí.
Enormes cristaleras reflejaban
los bucólicos matices de un jardín
particular. Hojas caídas danzaban en compás armonioso con el horizonte marino.
Acomodadas en un pequeño salón – decorado exquisitamente,- gozamos de sabores
puros y delicados. De inicio un reconfortante caldo, seguido de bogavante y
pato de Challans, entre otras exquisiteces del menú degustación. El sumiller
realizó un marinado de vinos excepcional. Un blanco Lanius 2007, D.O. Alta
Alella inició los acordes de una sinfonía perfecta, con música de viento del
Penedés y D.O. del Priorat. Degustamos tantos vinos como platos (por suerte no
teníamos que conducir). Relajados nuestros cuerpos y embriagadas por los
estupendos caldos españoles, un último reto se presentó ante nosotras. Nos
miramos con sonrisa pícara y sucumbimos sin rubor a los divertimentos de la
pastelería. La maître japonesa Rie Yasui hizo que nos sintiéramos como
auténticas reinas. Ruscalleda – la única chef en España con tres estrellas
Michelín,- nos saludo afablemente, invitándonos a visitar la cocina y bodega.
Ya estoy viendo las caritas de nuestras amigas.
El Hotel H 10 Marina Barcelona, situado en plena Villa Olímpica, a pocos metros de la playa y a unos quince minutos del Puerto Olímpico fue el elegido para nuestra estancia en la Ciudad Condal. Su situación, ideal, alejado del bullicioso centro de la ciudad. La habitación, - una Junior Suite con terraza en la octava planta,- ofrecía un aspecto moderno y funcional, predominando las tonalidades blancas y grises. El servicio privilege otorgaba una atención personalizada.
La música de David Guetta
revitalizó nuestros cuerpos. Mientras Yuanyuan se duchaba, abrí el amplio vestidor
(por fin un hotel que hiciera sentir a la mujer el centro de todo, pensado en
las necesidades y gustos de la mujer moderna. Me incliné por un Carolina Herrera, de la colección de invierno de 2012,
combinando rojo y negro, medias de seda y tacones de vértigo. Linda Meredith y
el jazmín y vainilla de “La vie est belle” inundaron la habitación. Yuanyuan
estaba espectacular con su vestido de cuero negro de Valentino. La noche de
Barcelona nos esperaba.
“Els Quatre Gats”,- situado en el
Barrio Gótico,- testigo de la vida bohemia de finales del siglo XIX y
frecuentado entre otros por Picasso, era el lugar elegido. Teníamos una reserva
en el salón principal, justo en la mesa en que cenaron Vicky y Cristina. La
decoración se mantenía idéntica que en la película de Woody Allen, salvo los
cuadros. Un Ribera del Duero acompaño nuestro pan con tomate. El brillo
chispeante de los ojos de Yuanyuan denotaba la emoción de encontrarse en un
lugar donde su idolatrada Scarlett Johansson había rodado una de sus escenas.
De allí, Elena, - la eficaz
chofer puesta a nuestra disposición,- nos trasladó a “El tablao de Carmen”,
para asistir al segundo turno del espectáculo, que se iniciaba a las 21:30. Resultó ser una viva
expresión del flamenco más auténtico. Durante una hora participamos del palmeo,
la fuerza de la guitarra española y la expresividad gitana, plasmada en sus
trajes de cola y resonar de zapatos. Con el aroma de otro tiempo, la noche se
diluyó. El nuevo día discurriría entre trajes de boda y productos Gourmet. Una jornada de intensas
reuniones abriría las puertas a lucrativos acuerdos.